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viernes, 24 de febrero de 2012

A menudo los hijos...

Nos paramos a pensar lo que nosotros significamos para nuestros hijos?!!!
Un día vamos al Hospital con una barriga enorme y salimos con la misma barriga, cosa que no me explico porque se supone que nos hemos desinflado,  con una cosa pequeñita en brazos y con unos desajustes hormonales que no nos aguantamos ni nosotras mismas. Baste decir que yo lloré al despedirme de las enfermeras porque "se habían portado muy bien conmigo y las iba a echar de menos", éso entre hipidos y lagrimeos.
Cuando llegamos a casa con la criatura empiezan las visitas y nosotros, que no lo tenemos todavía muy claro, no sabemos qué hacer con nuestro retoño y además no queremos quedar mal con la familia por lo que escuchamos todos los contradictorios consejos que nos dan e intentamos hacer malabares para ser los padres perfectos no sólo para nosotros mismos, sino para los que nos ven desde fuera; cosa que es del todo imposible porque ya se sabe que "nunca llueve a gusto de todos".
En fin, cuando ya lo tenemos todo más o menos dominado empieza la operación búsqueda del niño perfecto. Ésto es, nuestro niño debe ser el que mejor duerma, el que coma de todo sin llegar a estar gordo, el que ande primero, hable alto y claro como un actor de doblaje,... y todo éso para satisfacer nuestra propia inseguridad. 
Vivimos en una sociedad que espera lo mejor de nosotros, que constantemente nos está juzgando y nos hace sentir como en una carrera por la excelencia personal; naturalmente los hijos suponen el espejo más claro donde nos miramos, lo que quiere decir que si nuestra prole no es perfecta, tampoco lo somos nosotros,... 
Pero seamos serios, esas pequeñas criaturitas que se nos parecen no nos quieren perfectos, no nos exigen cumplir con ninguna norma,... lo único que nos piden es cariño y tiempo. Qué egoístas!!! nos piden lo único que no tenemos y que no estamos dispuestos a darles. Quieren atención, quieren que les demostremos lo importantes que son para nosotros y en realidad no están haciendo otra cosa que indicarnos el camino; si tuviésemos el sentido común de escuchar nuestras entrañas sabríamos que lo mejor es dejarnos llevar por nuestro instinto y darles el lujo de nuestro tiempo.
Pues hijos míos, yo espero ser imperfecta y dedicaros mi atención. Pretendo ser imperfecta y pediros perdón cuando me equivoque, escucharos cuando habléis porque seguro que es que tenéis algo que decir y me gustaría ser capaz de aceptaros tal y como sois sin pretender cambiaros ni presionaros.
Así, mis tesoros, cuando emprendáis el vuelo y mis brazos se queden vacíos sin vosotr@s, espero haberos enseñado a perdonar, a escuchar y a aceptar al vecino por muy distinto que sea. Porque sólo así podré contribuír a una sociedad mejor,... CREANDO PERSONAS MEJORES!!!

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